Constantemente hablamos sobre los limites en la familia, para un desarrollo optimo en los hijos, la importancia de llevarlos a cabo en la infancia y en la adolescencia, para que no sean niños tiranos, para que la sociedad no tenga una mala visión de ellos.
Marcamos a los limites como un elemento necesario en la educación y la crianza, para hacer de nuestros hijos un "buen niño", un niño "educado".
Siempre estamos buscando limitar a nuestros hijos, en varias ocasiones sin brindarles una justificación y sin preguntarles realmente si lo necesitan, esto entra como un elemento necesario en nuestro modelo de crianza.
Es entendible cuando son pequeños que les pongamos limites a ellos, ya que están creciendo y aprendiendo, sin embargo, en la adolescencia es diferente, dado que ellos ya tienen una personalidad y una forma de ser de acuerdo a la educación que les brindaste.
¿PADRE DE FAMILIA, RESPETAS LOS LIMITES DE TUS HIJOS?
Estamos constantemente poniendo limites a todo mundo, enseñando a poner limites, para un buen desarrollo personal, social, para tus hijos, tu pareja, la sociedad, el trabajo, siempre para las otras personas.
Enseñando que uno como niño debe poner limites a sus compañeros, a la gente que lo trata mal, a un adolescente a poner el limite a sus amigos.
Pero en que momento nosotros mismos respetamos los limites de nuestros hijos, como por ejemplo: cuando nos piden que ya no vayamos por ellos a la escuela, cuando nos piden ellos solos hacer la tarea, cuando dicen que ellos solos se ponen el lunch, entre otras.
Debemos aceptar que nuestros hijos crecieron, que ya están siendo autosuficientes, no siempre estaremos resolviendo todos los conflictos y dificultades que tienen.
Aceptemos que en un momento ya seremos padres "innecesarios" ya que ellos aprenderán a ser ellos mismos sin necesitar completamente de ti.
No esta mal poner limites y enseñar a poner limites, también es necesario respetarlos, si bien nosotros siempre seremos el modelo a seguir de nuestros hijos, debemos aprender a soltarlos.
Nosotros estamos con ellos enseñándoles lo que desconocen, y acompañándolos en su vida, lo bien aprendido nunca se olvida, se lleva con uno como si fuera una mochila indispensable para este camino llamado VIDA.
Acompañémoslos en sus decisiones, en sus aprendizajes, y limitémonos nosotros a aceptar sus decisiones y su manera de desenvolverse en su vida.
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