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Foto del escritorPsic Ana Medina Mejia

16 AÑOS

Hola, tengo 16 años, generalmente soy muy tranquilo, sin embargo; hay días en los que un volcán interno hace erupción dentro de mí y no me deja concentrarme absolutamente en nada, el estudio me es indiferente, no soporto a mis hermanos, el mejor pasatiempo me parece estúpido e incluso llego a sentir fastidio ante la aparente actitud conciliadora de mis padres; ellos que saben de lo que me sucede, no les he interesado nunca, no me comprenden y encima me regañan por cualquier cosa, como si todavía fuera un niño, no sé cómo no se cansan de darme consejos que para nada me han servido, es más; ni siquiera los escucho, pero ya me imagino no seas tonto, no hagas esto, no hagas lo otro, estudia, no faltes al colegio, esos amigos no te convienen, cambia tu actitud mm ja, como si todo en la vida fuera actitud que risa, en verdad no se dan cuenta que los problemas que me aquejan son mucho más complicados.


Todos están en mi contra; los maestros, mis padres, mi familia, hasta los vecinos se meten en lo que no les importa, mira que querer darme consejitos también, que descaro, no cuidan a sus hijos y quieren cuidarme a mí; no me hagan reír por favor, no sé cómo he soportado estar rodeado de gente tan insensible que sólo se preocupa por sí misma y claro sus traumas nos los quieren transmitir a nosotros, a los jóvenes.


Yo no me meto en su vida, que dejen la mía y tan tranquilos; no sé tal vez me vaya de la casa, total nadie me quiere y creo que ni siquiera se darían cuenta; me voy a ir con alguno de mis amigos, ellos sí se preocupan por mí; por mis problemas; son los únicos que me comprenden, además; todos tienen una familia mejor que la mía, que los apoya en todo y además les dan consejos realmente buenos y no las burradas que yo tengo que estar escuchando todos los días, sí definitivamente me voy a ir.

Creo que yo sí los voy a extrañar un poco, al fin de cuentas son mis padres y sean como sean los quiero mucho, si tan sólo me escucharan, yo he hecho lo posible por comunicarme, pero no me escuchan, es más; la última vez fue ufff… ya ni me acuerdo, creo que fue cuando me cambiaron de colegio en la primaria, sí ¡fue ese día! bien que lo recuerdo, pues fue cuando el profesor los mando a llamar por que no presenté un trabajo que nos pidió, me regañaron muy feo y ni siquiera dejaron que me defendiera, después de todo había una razón importante y no les importó.


Aunque ahora que lo pienso, creo que me volé la barda, pues mi verdadera razón, fue que ese día pasó una serie muy importante de mi programa favorito y le dije a mi mamá que no me habían dejado tarea.


Pero bueno, ellos no tienen por qué saberlo, habría sido lo mismo si me hubiera estado muriendo. Además; siempre me dejan en mal enfrente de los demás; diciéndome que debería de ser como fulanito o que debería aprender de zutanito, quieren compararme con puros viejitos, que si bien es cierto; tienen dinero y una buena posición, jamás disfrutaron de su juventud, por querer ganar dinero.


Pero entonces; cómo es que he visto fotografías tanto de mis padres, como de mis amigos en excursiones, fiestas y demás; o bueno de los amigos de ellos. Que después se dijeron ser mis amigos, no sé; tal vez tuvieron un golpe de suerte y ahora quieren pavonearse presumiendo que siempre fueron muy responsables.


Yo soy experto en estas cosas y perfectamente sé que o estudias o te diviertes y si quieres ser popular, pues debes divertirte.


Mis padres ¿habrán sido populares en el colegio? Creo que algún día lo comentaron, pero ¡cómo fastidian! ni siquiera los escuché, pero me gustaría saberlo, conocer un poco más de ellos; de su juventud, igual y fueron unos destrampados.


Ja ¡qué idea tan estúpida!, ellos jamás pudieron haber sido así; no me habrían hecho la vida imposible, yo si seré un gran padre, mis hijos me querrán mucho y no los voy a fastidiar tanto. Dejaré que realicen plenamente todos sus planes y que sean felices como quieran serlo y seré el mejor de los papás.


Ha pasado ya algún tiempo desde que no escribo, mmm creo que muchos años, ahora tengo 40 años de edad, a los 17 finalmente me liberé de mis padres y me fui a vivir con uno de mis amigos, todo iba bien, pero su papá tomaba mucho y en una ocasión casi mata a la mamá de la golpiza que le dio y decidimos vivir solos para evitar que matara a su propio padre.



Rodamos por muchas partes, trabajamos hasta de limpia parabrisas, gracias a que terminé la secundaria pude acomodarme de obrero en una fábrica.


El día que cumplí 18 años tuve que casarme, ya tengo 5 hijos; el más grande tiene 23 años, por él he pasado varios días de angustia, saben está herido de gravedad en la Cruz Roja; bajo la custodia de la policía, lo acusan de haber asaltado y matado a golpes a una persona junto con sus 2 amigos; sólo él, resultó herido de bala cuando fueron sorprendidos por la policía, sus amigos se dieron a la fuga y no los hemos vuelto a ver, en el Ministerio Público me dijeron que debía contratar a un abogado, pero apenas nos alcanza para medio comer y pagar la renta del cuartito, ¿Cómo le voy a pagar a un abogado?.



Los médicos dijeron que tal vez no vuelva a caminar, a menos que lo operen, en no sé; qué lugar de Estados Unidos, estamos amolados; bien amolados, no sé qué sucedió; él siempre fue un joven muy sano, jamás le negué nada, hacia lo que quería, no creció con carencias; pues desde niño le dio por irse a trabajar a un taller y yo ni gasto le exigía, ganaba poco pero no terminó ni la primaria, si no estudio fue porque no quiso; la oportunidad la tuvo, pero tampoco se trataba de obligarlo.


Decidió, como hombrecito que era, además; a sus 10 años siempre fue muy madurito, no quise que viviera el tormento que yo viví y lo deje hacer su vida en paz. Sin embargo; muchas veces me lo ha recriminado, según él. Yo debí darle más orientación.


Ayer que lo fui a ver al hospital nuevamente me lo repitió, además; me dijo que yo tenía la culpa de lo que le pasaba, que necesitó un freno que yo no le supe poner, ja que fácil; ahora me echa la culpa a mí, siendo que lo único que hice fue dejarlo ser feliz. Cuando reprobó en la escuela le dije mira: si no quieres estudiar no lo hagas, ya eres un hombrecito y yo respeto tu decisión.


Fue cuando se salió de la escuela, en ocasiones llegaba de madrugada a la casa por ver a sus amigos o a su novia y yo conscientemente le dejaba la puerta abierta para que no corriera peligros.


La vez que se desapareció de la casa por más de un mes, yo calmé a su madre; para que no le importunara con tonterías, hasta hacerla entender a la fuerza que era un hombre y debía abrirse camino por sí mismo.


Incluso; hasta le llegué a perdonar cuando me levantó la mano, eso sí; le enseñé cómo se le paga a un hombre, hice de él un hombre completo y ya ven, ya me lo fregaron.

Yo sé que todo lo que dijo fue por el mismo dolor de la herida, pero entenderá que todo ha sido por su bien.


Ya pasó una semana y estoy que no me calienta ni el sol. ¡Mi hijo! mi hijo se murió ayer, ahorita vamos llegando de su entierro. ¡Dios mío qué sucedió! Lo pienso y lo pienso; no lo entiendo, me siento un poco más tranquilo, ayer terminó el novenario de mi hijo, saben… lo amaba más de lo que yo mismo creía y su muerte ha dado muerte también a algo muy grande dentro de mí.



Por primera vez he visto pasar mi vida ante mis ojos y creo entender un poquito lo que sucedió, es curioso y me ha costado mucho tiempo de sufrimiento y de larga meditación, pero he terminado por entender una cosa, mi hijo se murió por mi culpa; si murió por culpa de mi ignorancia, de mi necedad, de mi torpeza.


Es curioso, pero yo mismo tracé su destino cuando tenía apenas 17 años, me creí el rey del mundo y lo era, sólo que equivoqué el concepto, cada palabra de mi padre a taladrado mi cerebro, ahhh ¡Dios mío! ¡Qué estúpido, que tonto fui! Por favor hijito perdóname, perdóname hijo mío.


A nadie le importaba según yo y mi madre murió tan sólo 2 años después de mi partida.

Fue una falla del corazón dijeron los doctores, de ese corazón que sangré con tanta saña.

Y al que no me importó abandonar, dejándolo en la más impune y lastimera soledad.


Mi padre, a pesar de todo, me rogó que volviera y yo estúpidamente continúe con mi destierro voluntario y es que, por cada tropiezo, por cada falla, por todo el dolor, por todo; los culpé siempre a ellos, sin darme cuenta; que el único responsable de mi fracasada vida fui yo todo el tiempo.


Por esas ansias de vivir, como yo le llamaba, por la supuesta libertad que merecía.

Ahora sé que el amar a un hijo y el ser un verdadero y buen padre, no significa dejarlos a la deriva.


Hay que darles libertad y ayudarlos a crecer caminando paso a pasito a la vez, pero siempre induciendo su andar, en tanto puedan caminar por sí mismos, pero ya con una base de valores; que les permita distinguir lo realmente bueno de lo malo.


Ayudándoles también a conformar su personalidad y exigiendo, con amor, su participación activa en la vida.


Esta vida, que nos cobra; cuanto debemos; que nos da, que nos arrebata.


Hoy platicaré con mis hijos; debo pedirles perdón; debo ofrecerles al padre, que nunca quise darles, al guía que requieren, al amor y la comprensión que tanto necesitan, la esperanza que yo sé aún no muere en su corazón y si Dios me presta vida, juntos habremos de reparar el camino mal andado.


Impulsados por tu recuerdo hijo de mi vida, que entregaste tu último suspiro exigiendo a tu manera, la necesidad de un verdadero padre y la imagen de una figura que te guie y que te diga por donde continuar.


Tu muerte quedará marcada en mi alma por el resto de mis días y tu recuerdo lo voy a llevar hasta la tumba, marcado en mi cuerpo todos mis días y te prometo que daré cada parte de mi alma, de mi corazón y de mi cuerpo para ser de tus hermanos hombres y mujeres de bien; que dejen huella a su paso y familias pletóricas de felicidad y de buenos valores.


Tal vez no sea demasiado tarde aún. Donde quiera que estés ¡Perdóname; perdóname hijo!

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