El Día de Muertos, nuestra identidad emocional y nuestro presente
- Psic Ana Medina Mejia

- 7 nov 2024
- 4 Min. de lectura
El Día de Muertos, una de las tradiciones más antiguas y profundas de la cultura mexicana, es una celebración que va más allá de recordar a nuestros seres queridos que han partido. Desde una perspectiva gestáltica y transpersonal, esta fecha nos brinda la oportunidad de reconectar con nuestra identidad emocional, aceptar nuestra temporalidad y abrazar el presente.

La Muerte como Maestra del Aquí y Ahora
En el enfoque gestáltico, se enfatiza el "aquí y ahora" como una forma de experimentar plenamente la vida. Durante el Día de Muertos, la presencia de la muerte nos recuerda la finitud de nuestra existencia, invitándonos a apreciar cada momento que vivimos. La muerte, en este contexto, se convierte en una maestra que nos empuja a valorar el presente, a dejar de postergar y a vivir de manera auténtica.
Reflexionar sobre la muerte nos permite abrirnos a la impermanencia, y al hacerlo, nos sensibilizamos con nuestra propia vida. En lugar de verlo como un motivo de angustia, el enfoque transpersonal sugiere que aceptemos la muerte como una parte de la experiencia humana. Así, el Día de Muertos se convierte en un ritual que nos permite hacer las paces con esta realidad y encontrar en ella una guía para vivir más plenamente.
Identidad Emocional: Reconectando con Nuestros Antepasados y Nuestras Raíces
El Día de Muertos también nos conecta con nuestras raíces y nuestra identidad emocional a través de los recuerdos y las emociones que afloran al recordar a nuestros seres queridos. En el enfoque gestáltico, trabajar con las emociones que aparecen al conectar con nuestra historia familiar nos ayuda a integrar mejor nuestras experiencias y sanar heridas que pueden haber quedado abiertas en nuestro pasado.
Al montar un altar o recordar a nuestros ancestros, se hace una evocación emocional que nos recuerda de dónde venimos. Este acto nos permite reconciliarnos con nuestras raíces, con lo que somos y lo que llevamos en nuestra historia. Desde una mirada transpersonal, esto también incluye el reconocimiento de un linaje espiritual que nos conecta con algo más grande que nosotros mismos, una experiencia que nos da paz y sentido de pertenencia.

El Ritual: Un Espacio de Sanación y Autoaceptación
Los rituales del Día de Muertos, como colocar la ofrenda, escribir cartas a los seres fallecidos o compartir anécdotas, actúan como procesos de sanación emocional. Estos actos rituales, en el contexto de la terapia gestáltica, pueden ser vistos como una forma de expresar emociones, cerrar ciclos y dar espacio a la aceptación de lo que ya no está.
La terapia transpersonal, por su parte, considera estos rituales como una manera de trascender nuestro ego y de conectar con el aspecto espiritual de nuestra existencia. En este sentido, el Día de Muertos se convierte en una oportunidad para sanar, no solo a nivel individual, sino también a nivel colectivo y transgeneracional. Al honrar la memoria de nuestros seres queridos, estamos, de algún modo, honrando también nuestras propias emociones y experiencias.
Aprender a Soltar y Apreciar
Uno de los grandes aprendizajes del Día de Muertos es el arte de soltar. Así como la vida es efímera, también lo son nuestras emociones, situaciones y conflictos. En este sentido, el Día de Muertos nos enseña que, al igual que en el enfoque gestáltico, soltar y aceptar la pérdida forma parte de la vida y nos permite seguir avanzando.
Este proceso de soltar, simbolizado en la tradición, es un recordatorio de que, aunque algunas personas y experiencias ya no estén, su esencia y su impacto en nosotros perduran.
Desde una mirada transpersonal, soltar también implica el entendimiento de que la muerte y la vida son un ciclo continuo. Este conocimiento profundo nos lleva a un lugar de paz interior y nos permite vivir el presente con gratitud y humildad.
El Recuerdo Constante: Honrando Todo el Año a Nuestros Seres Queridos
Aunque el Día de Muertos se celebra oficialmente durante dos días, el vínculo emocional con nuestros seres queridos no tiene límite de tiempo. Este es un momento simbólico y profundo que nos conecta con ellos de manera especial, pero la necesidad de recordar y sanar no se restringe únicamente a estas fechas. En el enfoque gestáltico, se nos invita a mantener abiertos esos espacios de conexión y a permitirnos sentir lo que cada recuerdo nos despierta, sea en estos días o en cualquier otro momento.
El Día de Muertos nos recuerda que no hay un calendario para procesar las emociones. Hablar de nuestros seres queridos, expresar lo que nos remueven sus recuerdos y permitirnos tener esos momentos de introspección es algo válido los otros 363 días del año. Al continuar esta conexión y al recordar que ellos siguen siendo parte de nuestra vida, vamos construyendo una relación emocional constante y sana con quienes ya no están físicamente, y a la vez, con nosotros mismos.

Desde una mirada transpersonal, el recuerdo diario y el vínculo que mantenemos nos permiten abrir el corazón y cultivar una espiritualidad profunda que no necesita de fechas para manifestarse.
Este enfoque nos sugiere que cada momento en que honramos a los que partieron es, en realidad, un recordatorio de la belleza y la continuidad de la vida misma.
Es una invitación a no "enterrar" lo que sentimos cuando el Día de Muertos termina, sino a integrar esa experiencia en nuestra vida cotidiana, como una forma de vivir en paz y en presencia.
Ejemplo: Pequeños Rituales de Conexión
Una forma de mantener viva esta conexión puede ser mediante pequeños rituales diarios o semanales. Puedes dedicar un espacio especial en casa para una foto o un objeto que te recuerde a esa persona y, en momentos de quietud, simplemente recordarla con gratitud.
Otra opción es hablarles en silencio o escribirles una carta cuando surjan emociones, pensamientos o simplemente cuando quieras sentir su presencia.
Estos gestos sencillos nos permiten abrazar el amor y la influencia de quienes han sido parte de nuestra vida, sin importar si es un día de celebración. Así, cada día se convierte en una oportunidad para honrar su memoria y al mismo tiempo, vivir en el presente con gratitud y paz.
Conclusión
El Día de Muertos es una invitación a vivir el presente, a sanar nuestras heridas emocionales y a recordar que somos parte de un todo más amplio. Nos conecta con nuestra identidad emocional al permitirnos honrar nuestras raíces, nuestras emociones y nuestras experiencias. Desde estos enfoques, el Día de Muertos no es solo un tributo a la muerte, sino también una celebración de la vida, del aquí y ahora, y de la paz que proviene de aceptar y soltar.






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