Los primeros dos años de la vida de un infante, son cruciales, necesita de los cuidados y la compañía de sus padres, para de esta forma generar seguridad en si mismo y poder independizarse, en muchas ocasiones se nos olvida que las emociones a esta edad también son sumamente importantes.
Se requiere un cuidado equilibrado, entre necesidades y emociones, con moderación.
El objetivo primordial de los cuidados y la crianza es proporcionar seguridad en el pequeño, de que todo estará bien, una vez salga al mundo, brindarle la seguridad en si mismo de capacidad para afrontar la vida.
Ya que una vez que crezca, debe aprender a a vivir de forma independiente, pero ese es otro tema que abordaremos en otro momento.
Los padres debemos de brindarles la seguridad y capacidad de ser independientes en todo momento, ¿Qué pasará cuando nosotros como padres ya no estemos? ¿Qué pasará con ese pequeño?
No les ha pasado cuando el pequeño, empieza a andar, ¿sentir angustia por si se cae?, o cuando empieza a querer escalar, por esa curiosidad que existe en cualquier niño, ¿sentirnos preocupados, por el que va a suceder?.
Entonces nos sentimos angustiados y empezamos a sobreprotegerlos, para que no les pase nada, caminamos tomándole la mano, les construimos montañas más pequeñas y seguras.
Déjame decirte que es algo natural tanto que tu hijo, manifieste curiosidad, como que tu tengas preocupación, dejemos que exploren y acompañémoslos brindándoles solo la seguridad necesaria.
De no ser así, empezaremos a sobreproteger y limitar las acciones de nuestros hijos, creando en ellos la DEPENDENCIA.
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