Me senté con mi amigo en una conocida cafetería de una ciudad vecina de Venecia, Italia la ciudad de las luces, y el agua.
Mientras disfrutábamos de nuestro café, entro un hombre y se sentó en una mesa vacía junto a nosotros.
Llamo al camarero y realizo su pedido diciendo:
-Dos tazas de café, una de ellas ahí en la pared, por favor-
Escuchamos este pedido con bastante interés y observamos que le sirvieron una taza de café, pero pago por dos.
Cuando se fue, el camarero puso un papel en la pared que decía: UNA TAZA DE CAFE
Mientras estábamos allí, entraron otros dos hombres y pidieron tres tazas de café, dos en la mesa y una en la pared. Tomaron dos tazas de café, pero pagaron tres y se fueron.
Esta vez también, el camarero hizo lo mismo, puso un papel en la pared que decía: UNA TAZA DE CAFE.
Fue algo único y desconcertante para nosotros, terminamos el café, pagamos la cuenta y nos fuimos.
A cabo de unos días, tuvimos la oportunidad de ir de nuevo a esa cafetería, mientras disfrutábamos de nuestro café, entro un hombre mal vestido, al sentarse, miro a la pared y dijo:
- Una taza de café de la pared, por favor-
El camarero sirvió el café a este hombre, con el respeto y la dignidad habituales, el hombre mal vestido tomo su café y se fue sin pagar.
Nos quedamos asombrados al ver todo esto, ya que el camarero quito un trozo de papel de la pared y lo tiro a la basura, el asunto estaba muy claro, el gran respeto por los necesitados, que mostraban los habitantes de aquel pueblo, hizo que se nos llenaran los ojos de lagrimas.
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