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Foto del escritorPsic Ana Medina Mejia

LAS CUATRO ESTACIONES

Había una vez un hombre que tenía cuatro hijos.


Como parte de su educación, el hombre buscaba que ellos aprendieran a no juzgar a las personas y las cosas tan rápidamente como suele hacerse; entonces los envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a gran distancia de su casa.


Su primer hijo fue en el invierno, el segundo en la primavera, el tercero en el verano y el hijo más joven en el otoño.



Cuando todos habían ido y regresado; su padre los llamó, y les pidió que describieran lo que habían visto.


El primer hijo dijo que el árbol era horrible, doblado y retorcido, parecía seco y sin vida


El segundo dijo que no, que el árbol estaba cubierto con brotes verdes y lleno de retoños que prometían flores.


El tercer hijo no estuvo de acuerdo, dijo que estaba cargado de flores, que tenia un aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.


El último de los hijos tampoco estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, y dijo que el árbol estaba lleno de peras maduras, lleno de savia y bienestar. Como los pájaros acudían al peral a comer los frutos que se estaban marchitando, todo a su alrededor se llenaba de un exquisito aroma.


Entonces el padre les explicó a sus hijos que todos tenían razón, porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol, y añadió que por eso no se podía juzgar a un a persona solo por ver una de sus temporadas


La esencia de lo que son los hombres, el placer, la tristeza, el regocijo y el amor que vienen con la vida solo pueden ser medidas al final, cuando todas las estaciones hayan pasado.


No será por esta razón que nos quedamos con una idea prefija, de una determinada estación para las personas, a partir de la cual juzgamos el resto del tiempo.


¿No será que debemos entender a las personas como móviles y no como estacionarias?

Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano, y la satisfacción del otoño.

No dejes que el dolor de una estación destruya la dicha del resto. No juzgues la vida solo por una estación difícil.


Aprendamos a conocer, aceptar y estar presentes en la movilidad de las personas a nuestro alrededor, no dejemos en nuestro recuerdo, ni estemos con ellos, solo una estación de su vida.



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