No te preocupes por que tus hijos no te escuchan, preocúpate por que te observan todo el día.
Cuando pensabas que no te veía, te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador e inmediatamente quise pintar otro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de toda nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles y entendí que las pequeñas cosas, son las cosas especiales de la vida.
Cuando pensabas que no te veía, te escuche pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría platicar y en quien confiar.
Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tu amigos sanos y enfermos, y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.
Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.
Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.
Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien y aprendí que debo de ser responsable cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen y que está bien llorar.
Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba y quise hacer todo lo que puedo llegar a ser.
Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, te vi, y quise decir gracias, gracias por todas las cosas que vi.
Cuando pensabas que no te veía…
MARIANO OSORIO
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